Es un joven de altura promedio y complexión muy delgada, tanto que a veces, dependiendo de la ropa que utilice, llega a dar un aire tanto débil como enfermizo. Sin embargo, goza de buena salud. Tiene el cabello largo y ondulado, siempre brillante y con aroma dulce, pues pone mucho esfuerzo en mantenerlo. Por lo general, lo lleva atado en una coleta baja. Sus ojos son de un celeste grisáceo, enmarcados en largas pestañas, y bajo el izquierdo tiene un lunar. En términos de ropa, suele inclinarse por un estilo entre formal y vintage.
Es, ante todo, una persona reservada y enigmática. Delimita su relación con otros de forma terminante. La información sobre sí mismo la da a conocer a cuentagotas, y gran parte de ella, por no decir toda, es falsa. ¿De dónde sale su fortuna? ¿A qué familia pertenece? ¿Cuál es su profesión? ¿Cómo se enteró de la secta? ¿Es 'Cecil' siquiera su verdadero nombre? Quién sabe. Algunos misterios están mejor sin resolver.Otro rasgo característico es su curiosidad. Una cualidad que en otros transmite algo positivo e inofensivo, pero que en él se transforma en una amenaza latente. Pues sí, su sed de conocimiento no conoce límites, y puede llevarlo a hacer verdaderas atrocidades con tal de satisfacer sus deseos de saber. Ante una duda, el resto del mundo pasa a ser una posible rata de laboratorio lista para torturar a voluntad.
Para sorpresa de nadie, aquí no hay una historia feliz, ni mucho menos ordinaria. Precisamente por eso no habla de ella. ¿A alguien le sorprende, siquiera?Cabe aclarar que no es algo que lo perturbe. El pasado es pasado, y nada más. Odia a los que alardean de su dolor y moriría antes que convertirse en uno de ellos.Si preguntan, cambiará de tema con absoluta facilidad y destreza. Lo que se sabe es que es relativamente nuevo en la secta, e incluso fuera de esta no conoce a mucha gente. Consiguió la entrada a base de donaciones millonarias con dinero de dudosa procedencia.
Los animales siempre huyen de él. Tampoco le gustan, así que no le molesta.
Es bastante delicado con la comida.
Siempre lleva consigo un crucifijo de madera en el cuello y un reloj de bolsillo antiguo.
Tiene el oído muy fino, pero no la mejor vista.
Siente una gran admiración por el océano y sus criaturas.
En efecto, Cecil no es su verdadero nombre.
Escritor, historiador, médico, empresario... son solo algunas de las profesiones a las que ha declarado dedicarse. Está claro que va cambiando para no decir la real.
Las actividades físicas no son su fuerte.
Suele llevar las uñas pintadas, más que nada de negro.